miércoles, 22 de octubre de 2008

Viejas piedras, espacios nuevos


San Mamés de Campos tiene prevista la construcción de una nueva plazoleta a la entrada de la localidad

En la hora de la siesta. Se quedó dormida y se cayó la torre de la iglesia de San Mamés. En su lugar han levantado una espadaña que se funde con la piedra antigua. Al menos ahora las campanas pueden volar otra vez.

Cerca de allí, el viejo lavadero del pueblo también ha experimentado una metamorfosis, y se ha convertido en local para reuniones, meriendas y otras actividades varias, en medio de un paraje acondicionado como zona de recreo.

Estas son dos de la últimas actuaciones importantes que se han llevado a cabo en el casco urbano de la localidad, cuyas calles de cemento están siendo poco a poco cubiertas por asfalto.
La plaza mayor también ha cambiado de aspecto en estos años. Se ha visto remozada y ajardinada. Al igual que otros rincones del pueblo, el cual contará en breve con una nueva plaza a la entrada, muy cerca de la ermita de San Juan, que fuera antaño iglesia parroquial de la localidad, junto la zona denominada El Campillo, donde se conserva un calvario con sus cruces de piedra al completo.
Otro de los espacios de San Mamés que se ha beneficiado de la mano del ayuntamiento ha sido el paseo arbolado que sale hacia el campo desde el edificio de las viejas escuelas.

Paseo que va en dirección a la que fuera tejera de esta localidad, ya cerrada desde hace bastantes años, y que una empresa quiso recuperar como incineradora. Finalmente desistió de la idea ante la oposición de los vecinos del pueblo y de otros núcleos circundantes, que se negaron al proyecto por considerar que las instalaciones de la tejera no cumplían las condiciones necesarias para el fin perseguido.
Actualmente, San Mamés se dedica básicamente a la agricultura de secano. Cuenta en este sentido con una cooperativa que lleva el nombre de Nuestra Señora del Populo.

Asimismo, dos pastores de ovino mantienen las últimas explotaciones ganaderas del municipio, que afronta el futuro con las mismas premisas que predominan en toda la comarca, con la única esperanza de que Carrión, a sólo cuatro kilómetros, incorpore a su tejido industrial alguna empresa que alivie en cierto modo el pesimismo generalizado en los pueblos pequeños de alrededor, que van viendo cómo la creciente despoblación les merma paso a paso, y les deja sólo un hueco en los veranos para retomar su esplendor.
San Mamés también aguarda el milagro de una recuperación. Como aquella torre que se cayó.

El Norte de Castilla
03/10/2005

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